Compromiso.
La realidad no existe, la percepción es lo que cuenta. Y la percepción construye reputación. Por eso hay que afrontar la percepción que se tiene de nosotros como un compromiso para aportar a los otros valores, acciones y comportamientos que redunden en su beneficio. Sin olvidar nuestro propio beneficio, pero no anteponiéndolo a todo lo demás.