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La Economía de la Comodidad se asienta cuando hay prosperidad y abundancia.
Las edades de la Economía se suceden a velocidad de vértigo. La Economía de la Comodidad es el eslabón final (por ahora) de una larga cadena.
Cuando hace algo más de una década el mundo digital empezó a poblarse de Webs cada vez más interactivas y emergió el e-commerce acuñamos el término Nueva Economía.
La Nueva Economía se hizo mayor y dejo paso a la Economía del Conocimiento.
La Economía del Conocimiento ponía el acento en el valor de un intangible: el conocimiento. Esto parece extremadamente obvio, pero la obviedad no lo es tanto cuando entendemos que el conocimiento es el saber compartido, combinado y puesto al servicio de un objetivo.
Por tanto, el conocimiento no lo interpretamos, en términos empresariales y económicos, como una posesión individual, sino como una capacidad compartida capaz de marcar una diferencia decisiva entre organizaciones que compiten por alcanzar objetivos excluyentes. Una empresa que utiliza mejor su conocimiento que otra consigue una posición de liderazgo en un mercado o nicho de mercado concreto. Y si una empresa es líder significa que otra no lo es, de ahí que los objetivos sean excluyentes. Si yo soy la empresa más grande tú no puedes serlo.
La Economía del Conocimiento se sustenta sobre la tecnología.
Tanto la Nueva Economía como la Economía del Conocimiento son escenarios competitivos. Escenarios en los que es la Empresa quien marca las reglas.
Pasamos después por la Economía Social, definida por el tremendo impacto con el que las Redes sociales han sacudido la manera en que las personas nos relacionamos en el entorno digital.
Llegamos a la Economía Colaborativa.
La Economía Colaborativa no se basa, aparentemente, en objetivos excluyentes, se basa, aparentemente, en objetivos comunes. Si yo puedo conseguir algo tú también puedes conseguirlo, siempre y cuando colaboremos. Podríamos decir que en este escenario, el colaborativo, las reglas del juego cambian porque cambian las motivaciones, los objetivos y los valores.
En la Economía Colaborativa es el usuario, el consumidor, las personas, y no las empresas, quienes marcan las reglas.
Una de las grandes variables determinantes que el “poder del consumidor” introduce es la Comodidad. De todas las “C” que podemos enumerar (las modernas “C” que toman el relevo de las clásicas “P” del Marketing): confianza, consumo, colaboración, contenidos, conexión, comunidad, compromiso, etc. no hay ninguna más determinante que la comodidad.
La comodidad es hoy uno de los más importantes motores de desarrollo empresarial y tecnológico.
Tomemos como ejemplo las Startups. El modelo startup representa el paradigma de la innovación, del desarrollo tecnológico y, admitámoslo, del éxito empresarial. Los principales nodos de innovación y desarrollo económico y tecnológico en el mundo: EE.UU., Israel, India, China, Francia, Alemania, Chile, España, Brasil… se definen como incubadoras de startups, aceleradoras de startups o ecosistemas de startups. Y donde hay una startup hay un App en fase de idea, desarrollo, lanzamiento o crecimiento.
Quizá, viendo el panorama, deberíamos hablar de StartApps.
¿Qué es una App?
Es una herramienta que nos hace la vida más cómoda. ¿Una definición excesivamente simple? En absoluto.
Elijan la App que quieran. La que más utilicen, la que más admiren, la que menos entiendan, aquella en la que les hubiera gustado invertir para hacerse ricos. Elija una, cualquiera, y piensen para qué sirve en realidad.
La gran mayoría de las Apps están pensadas para hacer algo de la forma más cómoda posible, también más rápida y más eficiente y más económica, pero nada de eso tiene mucha importancia si no hay comodidad.
Pedir comida, comprar ropa, informarse del tiempo, tener datos precisos del estado del tráfico, obtener la ruta más rápida entre dos lugares, invertir en Bolsa, consultar los síntomas de una enfermedad, traducir un texto, buscar aparcamiento, buscar pareja, encontrar una farmacia de guardia, encontrar el ofertón del siglo, llevar en el Smartphone un personal trainer, saber cuántas calorías tiene el menú que me voy a comer, despertarse con sonidos relajantes, hacer un paréntesis para el mindfullness, encontrar trabajo, seleccionar candidatos para un empleo, engañar a tu pareja, geolocalizar a tus hijos, encontrar causas humanitarias a las que ayudar con un donativo o con trabajo solidario, ubicarte para que te encuentren si te pierdes en una excursión, freír un huevo…
Comodidad.
La Economía de la Comodidad es el gran vivero de las StartApps. La economía de la comodidad no solamente está modificando los comportamientos de las personas, modifica también los modelos de negocio.
La Comodidad lo mueve prácticamente todo.
Por esta razón, sea cual sea el negocio en el que estamos y el eslabón de la cadena de valor que ocupamos, tendremos éxito, perduraremos, nos consolidaremos siempre y cuando hagamos sentir cómodo al ecosistema en el que nos movemos.
Para terminar, tan solo una acotación. Este post está escrito en un momento (finales de noviembre de 2015) en el que parece que la situación económica tiene una tendencia evolutiva más enfocada hacia la abundancia que hacia la escasez. En situaciones de crisis, de carencia, de recesión, de conflicto o de guerra todo cambia radicalmente y ninguno de los postulados anteriores tendría validez.
Si nos mantenemos en un periodo de prosperidad y abundancia, no hay duda, toda elección se decantará hacia aquello que resulte más cómodo.